jueves, 17 de noviembre de 2011

PRINCESA (Colección Cuentos Para mis nietos)

Se acercaban las Navidades y en aquella fábrica de juguetes el trabajo era más

acelerado que nunca, todo debería estar terminado para atender a los niños, que les habían escrito sus cartas, a Papá Noel y a los Reyes Magos pidiéndoles lo que querian que les trajeran.

Aquel año casi todas las niñas pedían una nueva muñeca que había salido.Era tan alta como una niña de 2 años y tenía un mecanismo que la hacía andar sola. De modo que aquel día estaban fabricando esa muñeca. De pronto la fabricación se paró ¿ qué podía haber pasado? pués sencillamente que de todas aquellas muñecas había salido una que los había dejado paralizados de admiración. Aquella muñeca era maravillosa, con los ojos del color del mar y unas largas pestañas, la nariz pequeñita, la boquita roja y entreabierta en una sonrisa que dejaba ver sus dientes, los cabellos largos y dorados, parecía, en fin, una niña de verdad, tan bonita que en seguida la vistieron con una preciosa ropa y unos bonitos zapatos, la llamaron Princesa, la llevaron al mejor escáparate del mejor comercio de la ciudad, para que todo el mundo la viera. Las niñas que pasaban por allí pegaban su nariz a los cristales del escaparate y soñaban con tener una muñeca tan maravillosa como aquella.

Princesa, se daba cuenta de la admiración que sentian por ella, todos los que la veían y empezó a mostrarse presumida y orgullosa, por las noches, cuando al llegar las doce todos los juguetes cobraban vida, ella se paseaba por el escaparate despreciando a todos los muñecos, porque no eran tan bellos como ella y no tenían tan bonita ropa. Apenas hablaba con ellos, porque ella era...¡¡¡Princesa!!!y los demás eran pobres muñecos feos y gordinflones.

Por fin llegó la noche de NAVIDAD y Papá Noel fué cogiendo del escaparate los juguetes para llevarlos a lo niños. Escogió a Princesa y se la llevó a una niña que era muy rica, tenía tantos juguetes que apenas prestó atención a Princesa y la puso en una estantería con otros muñecos. Pricesa se enfadó ¿como era posible que con lo bella que ella era la dejaran allí, sin apenas mirarla?.

Un día aquella niña cogió a Princesa y salió al jardin a jugar con ella, de pronto empezó a llover, la niña corrió a su casa y olvidó a Pricesa que se mojó toda y se llenó de fango su bonita ropa y zapatos. Cuándo dejó de llover Pricesa estaba tan sucia y estropeada que la tiraron a la basura.

Precisamente en ese momento pasaba por allí una mamá, que iba muy preocupada porque, ella sabía que todos los papás van a los comercios a pagar el dinero que valen los juguetes, que luego recogen Papá Noel y los Reyes Magos para llevarlos a los niños. Esta mamá estaba tan preocupada porque su pequeña hija, de apenas 8 años, quería que los Reyes le trajeran una de aquellas muñecas, maravillosa que veía en la tele, pero esa muñeca valía un dinero que esta mamá no podía pagar y las lágrimas acudieron a sus ojos al pensar que su niña no iba a tener la muñeca. Bajó la cabeza y en ese momento vió a Princesa en la basura, aunque estaba sucia ya estropeada, la llevó a casa, la bañóy peinó y ¡¡apareció Pricesa tan bonita como antes!!, Como la ropa estaba estropeada, la tiró y cuando su pequeña hija se acostó, ella se quedó levantada y le hizo a Princesa vestiditos y zapatos iguales a los que su niña tenía, Con una caja de carton hizo una bonita maleta donde metió los vestiditos y zapatos. También hizo una pequeña mochila donde metió libretas y lápices pequeños, todo ello como si la muñeca fuera a ir al cole. Cuando llegó la noche de Reyes, los esperó en el balcon y les dió todo lo que había preparado para su pequeña. Los Reys lo dejaron todo encima de su camita y cuando la niña se despertó y vió todo lo que los Reyes le habian traido abrazó a Princesa loca de alegría y a partir de ese día la vestía igual que ella y cuando volvía del cole, sentaba a Princesa en una sillita y hacia los deberes como si fuera una amiguita de verdad. Princesa por su parte se sentía feliz en aquella casa y lo que más le gustaba era aquello tan calentito que su amiguita ponía en su cara y a lo que llamaban "beso" ¡¡ah !! y nunca más volvió a ser orgullosa y presumida.


Dedico este cuento a los nietos de mi amiga Margarita Liranzo , amiga leal, donde las haya y empedernida lectora de mis blogs, de los que siempre me dice lo que le gustan y me anima siempre. Gracias Margarita por estar ahí.

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